viernes, 8 de marzo de 2013

Anti obesidad infantil en México.


En el 2010, se aprobó en nuestro país la ley anti obesidad  la cual prohíbe la venta y publicidad de alimentos “chatarra” en las escuelas.

Al 2012, México ocupa el cuarto lugar en la tabla de niños entre 5 y 17 años más obesos, con el 29% en niñas y el 28.1% de niños, lo cual se ha convertido en un problema social y una preocupación de carácter público.

Con base en esta ley, la cual promueve el habito de alimentarse sanamente, es una responsabilidad tanto de los padres como de las escuelas estar informados respecto a esta problemática.

Es importante tomar conciencia y unirnos en la lucha contra la obesidad infantil.



¿Cómo cambiar los hábitos de mi hijo?

Es importante tomar en cuenta que a pesar de esta ley, aún hay comida chatarra en las calles y es algo que no podremos eliminar del todo.

Para cambiar los hábitos alimenticios de nuestros hijos es necesario acercarlo e incitarlo de manera divertida a degustar de estos.

Es decir, en lugar de consumir unas papas fritas usted puede sugerirle fruta picada de manera atractiva ya sea acompañada con miel, yogur o condimentado con sal y limón.

Un buen desayuno con leche, cereales o huevo, ayudarán a que a media mañana su hijo no sienta tanta hambre y compre este tipo de productos.

O bien, puede llevar un lunch adicionado con fruta, nueces, granola o un sándwich de formas divertidas.

Una barra de amaranto con chocolate es un rico snack y además es muy saludable.

Un lunch suele ser la mejor opción para evitar que tus hijos compren alimentos que no le aportan los nutrientes necesarios para rendir en el día.

Recuerda que el lunch debe aportar entre el 10 y el 15% de la ingesta diaria de energía y este no debe sustituir al desayuno.



domingo, 3 de marzo de 2013

¿Cuál es la diferencia entre una enfermedad aguda y una crónica?

Las enfermedades agudas aparecen de pronto con síntomas severos que pueden llegar a ser incapacitantes. Las enfermedades crónicas, en cambio, se desarrollan lentamente y persisten durante años



¿Cuál es la diferencia entre una enfermedad aguda y una crónica?
Enfermedades agudas son las que aparecen de pronto con síntomas severos que pueden llegar a ser incapacitantes; unas ceden por sí mismas, como es el caso de la indigestión aguda, otras necesitan intervención de urgencia, como una apendicitis aguda. Las enfermedades crónicas, en cambio, se desarrollan lentamente y persisten durante años; un buen ejemplo es la artritis o la arteriosclerosis. Hay otras, como el paludismo, que se llaman recurrentes porque los síntomas reaparecen periódicamente.

¿Agentes de enfermedades humanas?
La medicina moderna no es un contrincante temible para los microbios, ya que una sola bacteria puede producir 250 000 en pocas horas. Aunque podemos combatirlas en distintos frentes ?la resistencia misma del organismo, una buena higiene y el uso de antibióticos cuando la invasión ya es un hecho?, todos estamos expuestos, y seguiremos estándolo, a sufrir alguna infección viral o bacteriana de vez en cuando. Pero hay otro tipo de enfermedades que sí podríamos controlar mejor de lo que lo hacemos, entre ellas la desnutrición tan común en los países subdesarrollados y la obesidad que azota a las naciones industrializadas. Paradójicamente, el desarrollo tecnológico ha traído consigo nuevos riesgos para la salud; ha creado insecticidas eficaces para el combate de plagas que también dañan al ser humano y producen contaminación ambiental. Éste es un problema que nos atañe a todos y del que tenemos que defender al medio ambiente y a nosotros mismos.

Bienvenidos a Actitud es Salud



Deepak Chopra relata en su libro “El regreso del maestro” narra su experiencia mientras trabajaba como médico residente, en un prestigioso hospital privado de Boston, USA, atendiendo a una selecta clientela.

Cuando comenzó su trabajo en esa clínica, recibió instrucciones de ser lo más considerado y gentil posible con los pacientes.

Podía observar frecuentemente, que los pacientes de ese hospital, que disponían de abultadas billeteras, sufrían de enfermedades muy extrañas.

Una de sus primeras experiencias la vivió con un importante personaje que se internó para hacerse un chequeo de rutina que acostumbraba que le realizaran todos los años.

Ese año llegó cuatro horas tarde a la clínica porque su avión particular se había retrasado.

 
Pesaba más de ciento veinte kilos y tenía una tos alarmante. Desde hacía muchos años fumaba tres atados de cigarrillos diarios y usualmente bebía una botella y media de whisky por día.
Después de examinarlo, Chopra comprobó que sufría de cirrosis hepática en estado avanzado y de otras complicaciones propias de la obesidad; sin embargo, cuando le preguntó cómo se sentía, éste le contestó que se sentía maravillosamente bien y que nunca se había sentido mejor en su vida.
Sin hacerle ningún comentario, Chopra decidió consultar con el médico en jefe; quien le aconsejó no decirle nada a ese paciente, ya que hacía cuarenta años que vivía de ese modo sin saber los médicos de la clínica cómo lo lograba y que a esa altura consideraba contraproducente obligarlo a cambiar su estilo de vida.
Por otro lado, Chopra podía observar que la mayoría de los pacientes no sufría graves desórdenes pero en el fondo, por alguna razón, parecían estar deseando que fuera así, porque cada vez que les informaban que podían mejorarse modificando sus hábitos, se volvían aún más infelices, y el hecho de padecer de alguna enfermedad rara que exigía tratamientos, les proporcionaba la comodidad de trasladar la responsabilidad de curarse a los médicos sin tener que hacer nada ellos.

Chopra se daba cuenta que los sistemas de salud tradicionales favorecen la identificación del paciente con su enfermedad, y que en lugar de ser considerados personas se transforman en una diabetes, un hipertiroidismo o una angina de pecho.
Decidió desde entonces hacer algo y trabajar para mejorar el sistema, ya que solo un 20% respondía favorablemente a los tratamientos.
Después de dos años renunció a su trabajo en la clínica y comenzó él mismo por su cuenta a tratar a los pacientes como personas y no como enfermedades, ya que era evidente que la actitud que adoptaban en cada caso era totalmente diferente.

La mayoría de los pacientes en general no confía en el médico ni en su propio poder para curarse y el sistema médico se basa en cirugías y en medicamentos; pero no existe cirugía que no sea traumática ni medicamentos sin contraindicaciones.
Para Chopra, lo primero que una persona tiene que querer es estar sano y el firme propósito de tener una salud inquebrantable que nada pueda afectar.
La salud perfecta es el estado que tuvimos y que perdimos; y si logramos recuperar ese estado, recuperaremos nuestro poder en este mundo.

El verdadero médico es el que indica el camino de la naturaleza como fuente de salud. La vida debe ser natural y hay que vivirla sin desperdiciarla en pasiones inútiles, con amor y compasión y altos ideales en la mente.
El hombre inocente es longevo y culmina su vida transitando suavemente hacia la inmortalidad, porque la enfermedad no es necesaria; y los espíritus perfectos están dispuestos a pasar a una dimensión más elevada.


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